Cuando Dios visita un corazón de manera especial es casi imposible que uno no sienta el anhelo de responderle; no ha terminado uno de salir del asombro y del anonadamiento y ya se siente la gran diferencia entre la inmensidad del amor recibido y lo pequeño y limitado de la respuesta que se puede ofrecer. Quiere uno hacer proezas en pos de este amor que quema e inquieta; el cuerpo se revela pues él quiere participar de la gracia que el espíritu atestigua; es casi imposible aquietar el pensamiento, que acostumbrado a poseer ve como se le escapa Quien lo emociona; se planean miles de hazañas y obras para agradar a Aquél que nos ha amado... y al final casi siempre todo termina con sabor a frustración, a imposible.

Me impresiona grandemente el llamado de Teresita a seguir su "Caminito", una vida sin grandes milagros o grandes obras, una renuncia total a los anhelos de grandeza del corazón, aún cuando estén referidos al Señor. Me sé de memoria las palabras del Señor asegurando que en su Reino el más pequeño es el más grande; pero cuánto cuesta creérmelas, seguirlas, vivirlas! Por eso acojo tu intercesión Teresita, implorando que tus rosas sigan cayendo sobre mí y mis hermanos. Que podamos Señor dejar de cuestionarte, que pueda marchar nuestra navecita calmada contigo a bordo, que sepamos callar y escucharte en silencio, que lo ordinario se convierta en perfecta oblación para tí.

Ruega por nosotros Teresita del Niño Jesús.

-- Cristian (gabaonscy@hotmail.com), October 01, 2002

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-- (_@_._), October 01, 2002.